miércoles, 9 de octubre de 2013

El Fin de Edzhekil Komohvpa


  I. Comienza a sangrar

  He zozobrado en las costas de la miseria humana una vez más. Soñando con mi mundo destrozado. Queriendo la muerte misma de lo que creé (Qué final más delicioso puedo imaginar?) Un autor embriagado de humanismo putrefacto, vomitando blasfemias de mortales. Ya no puedo lamentarme por nadie más. Reza mi consciente. Extenuación celestial. Harta Piedad.

  II. Extenuación/Violación

  Ahora que sus vidas débiles son, nunca tendrán respiro. Miren al orador de la noche! Miren la sangrienta guerra y digan qué vieron cuando vinieron al fin de este mundo nuestro. Escuchen el silencioso suelo: está esperando por su corona. Muéstrenme sus sacrificios. En sus manos hay nueva vida.
  Han bebido de mi copa, corrompido mis voluntades y quebrado mi inocencia. Ahora celebrero el triunfo de sus agonías en sus mundos moribundos, ahogados en sus sed, quebrados y sin suspiros.
  Me regocijo en sus perdiciones, ya que mataron mi piedad y mi compasión.
  El ángel de cada uno de ustedes pronunció sus nombres: es el fin de la fe que moraba en el corazón inquietante de cada uno. Ahora que sus almas están perdidas, están muriendo con el filo de sus propias espadas.
Se levanta entre los lobos la traición pactada. Vuelen a través de mi dolor y encuentren allí sus más enteros regocijos. En la sombra mi copa se alza y se derrama sobre ustedes mientras que mi silencio abandónico yergue la cruz de cada uno de ustedes.
  Bastardos! Escupan sobre mi rostro una vez más. Saturados de su sangre lúdica me despojaron de todo. Ahora sus miedos palpables se vuelven en la oscuridad. Ya no hay nadie más a quien matar, son los únicos aquí.

  III. Un nuevo despertar artificial

  Unas líneas de armonía dibujan mi camino regreso a casa. Cansado. Abatido. Recuerdo la llama entre nosotros. Entre todos. Todo se ha apagado y derruido hasta la corrosión misma. Tantas veces tuve que sacrificarme por los elegidos…
  Preparo armadura para el temor que acecha  más allá de estas sombras donde nada está claro todavía. Sólo un rayo dentro del corazón marca el punto de partida:
  Mueran! Mueran esta noche! Mueran esta noche! Denme sus moribundas inocencias!
  Díganme por qué tomaron todo de mí
  Vuelen! Vuelen alto! Vuelen alto, hasta que sus alas ardan!
  Caigan! Caigan sobre fuego del Infierno!
  Mi alma arde, sus corazones muertos están. Son los nuevos ciegos de este juego. En el nombre de la Venganza, hoy es el día más bendito.
  Me han cansado con sus súplicas, sus rezos y piedades. Falsos profetas, falsos discípulos. Filisteos: Sus músicas hieren, pérfidas simpatías. Mátenme de vuelta y atrévanse a enfrentar sus destinos. Ahogados en orgullo (Vasto océano) Los caídos llaman por ustedes y sólo están en el polvo. El Ser Humano es algo que tiene que ser superado ya gritaba su Salvador!


  IV. Confesión

  Tan sólo fue un rezo de ayuda, clemencia y redención. Arrodillado y ensangrentado hasta los brazos de su espesa sangre me presento ante las tumbas de mis enemigos. Ahora sólo de queda limpiar el alma en este estanque y cerrar los ojos para siempre. Sin sentimientos. Sin razón. Mi Ser ya no significa nada. Quizá alguna lágrima lo condecore sobre la mejilla de algunos. Pero cuando se halla secado, mi nombre traspasará todo sentimiento, volviéndose cada vez más débil, más inerte… Hasta quedar inmóvil.
  Caminé junto al Sol por las costas de la miseria y en sus aguas lavé mis heridas. Ablande mi corazón todo lo que pude y me recosté a mirar el cielo en una penosa noche. He vivido los últimos años bajo una máscara de felicidad. Tu voluntad me trajo de nuevo hasta aquí, a compartir tu futuro. A este altar donde tomaras mi vida con el mismo cuchillo con que tomaron la tuya. Tu ángel me ha traidor un regalo de ensueño. Mil veces lo maldigo y mil y una lo bendigo por enseñarme cómo escapar de esta pesadilla!
  Nunca hubiera pensado que en tan verdes años sobrevinieran tan negros sentimientos y tan tristes pensamientos. Pero la oscuridad, vieja amiga, supo hacer un lugar para mi alma, un lugar que se paga con el precio de las lágrimas.
  Por favor, solo dame fuerzas para seguir. Cruel ironía de nombre, Ezequiel! Deja que este silencio haga eco en el futuro y repare lo que pronto destruiré. Esta noche solo veo nubes de guerra sobre éste Edén, déjame vivir…
Mantén las esperanzas firmes para que esta enfermedad se prolongue más allá de sus fronteras y sientan el temor de callar. El temor de ser callados
  He nacido del sufrimiento, en una noche sin piedad. Me he convertido en un patético escritor que no sabe lo que escribe, en un hipócrita que no contesta lo que sabe. Fallé en dar buen ejemplo de los días de agonía. Me pregunto como habré sostenido mis noches si mis días desaparecieron. Estos tiempos han sido la agonía perfecta.
  ¿Qué es el sufrimiento sino el sentir de la perdida de sentido de la vida? El cuestionamiento de todo, hasta el atrevimiento (quizá necesario) de cuestionarse a sí mismo, a la vida misma. Es la falta de entendimiento a las grandes tragedias de la vida, la falta de comprensión y, en consecuencia, la falta o el desconocimiento del sentido de la vida. Para qué se vive. Por quién se vive.
  Sólo, quedarse solo. Vivir solo. Sólo para vivir. Solamente por vivir. Pero, ¿para qué? O mejor dicho, ¿para quién? Si no ha quedado nadie en este teatro vital, sólo mi lamento que languidece por las frías paredes y logra hacer eco sordo sobre los grises rincones que sólo yo puedo escuchar. El Vampiro fue muerto por vez segunda, flaquea con deploraciones de ser.
  Pronúncienme en sus oraciones que mi ángel canta por vez última! Ven Oscuridad: abrázame para que los más tristes y bellos versos salgan de mí. ¡Esta noche mi recompensa será la Eternidad!

  V. Para Ella, para Él

  Oscurecí el pensamiento por una trágica lógica a tu nombre. Yo se que un sentimiento no es banal y se ha convertido, con el transcurso de mi vida, en un sentir tácito con muda resonancia. ¡Oh, Señor! dame tu entendimiento y permíteme comprender esta tragedia de la mejor manera posible. ¡Por favor, que signifique algo en mi vida! ¡Déjame entender esta absurda mentalidad!
  En la profundidad de mi Ser vaga un verso, sólo un verso, el cual no he podido o no me atrevo a arrancar para materializarlo en tinta. Pero, a lo largo de todos estos años, ha producido todos mis escritos. Y a ti te pertenece…
  Hoy has venido en una suerte de juego donde por vez primera gano el derecho a perder y, en una transición que no perdona, decido tomarlo.
  No alargaré la pena, haz venido y no te irás con las manos vacías. Dí mi nombre y te seguiré, guía mi alma, guarda mis sentimientos.
  En mi pobre condición no veo más allá del brillo de tus ojos. Tu rostro, sonriéndome.
  En soledad ciega sólo percibo un cálido abrazo que nadie atestigua…
  El fin ha llegado, lo demás se desea…

  VI. Abraxas

  El viento una nueva melodía trae: “Hijo, vuelve a casa. Tú no eres así. ¿Cuándo te convertiste en la álgida bestia que divisan mis ojos? Vuelve que necesitas el cálido abrazo que tantos y tantos te negaron. Nosotros, los que te amamos, te lo daremos.
  “Descansa tus alas, la guerra ha cesado. Remueve la sangre de tus manos y deja a Ares de lado en esta noche donde nadie te juzgará como realmente eres. Solamente recuéstate y deja que el tiempo sane tus heridas. El tiempo es la solución más cruel, pero efectiva, del mundo, querido hijo. Mira hacia tu alrededor con tu primeriza inocencia y admira lo que has creado, lo que has logrado.
  “Busca la verdad, la Belleza, la Perfección y ahí nos encontraras. ¡Sálvate a ti mismo por lo que más quieras! Sálvate a ti mismo y redimirás a los demás. ¡Tienes tantos agradables y compasivos sentimientos! ¡Tantos magníficos talentos! Recuerda que nunca hemos dejado de amarte”

  VII. El final de las baldosas amarillas

  Mi ángel ha guardado la espada y separado el Dolor de la Ira, placeres tan amargamente unidos. La obra de este falso poeta se derrumba ante la belleza de tu espíritu. 
  Ví mi mundo derrumbarse ante esa belleza y ahora comprendo lo aterradoramente frágil que es.

  El comienzo de toda búsqueda ha muerto.